Utente ospite
29 febbraio 2024
Nos alojamos en familia 14 días de los 20 que teníamos contratados. Tuvimos un percance en el viaje y los 6 días restantes no los pudimos aprovechar. Dalva, la encargada de la Posada, y "el dueño", no quisieron reconocernos nada. Ni siquiera un día de extensión de la estadía, a pesar de que la posada estaba casi vacía. Es más, nos exigieron pagar el 70 % restante para ingresar, cosa que hicimos porque íbamos con otra familia amiga que ya estaba alojada en el lugar. Pasados unos días, nos cerraron el portón desde la recepción mientras entrabamos, lo que provocó que el portón nos chocara la camioneta. La mujer a cargo dijo que no teníamos manera de probar que fueron ellos y quiso responsabilizarnos a nosotros, siendo que el portón se abre y cierra con un teclado con botonera. Tienen cámaras de vigilancia en el ingreso, pero no funcionan. O porque no les conviene, o por lo mismo que tienen ese sistema de apertura al lugar. Es más barato que uno nuevo y mejor. Conclusión: Volvimos de nuestras vacaciones con el vehículo chocado. El lugar es precario, viejo y descuidado. El sistema de ingreso da cuenta de ello. La limpieza es superficial, y tiene por finalidad solo barrer la arena. El baño debe limpiarlo quien se hospeda porque ellos no lo hacen. El cambio de toallas y sábanas es cada 4 días y hay que recordáselos. Si pasa, pasa. Los juegos que ofrecen en el quincho son para que los niños los usen “solo en compañía de los padres”. La pileta no es higiénica. El deck sin pintar y roto en varios sectores. El hospedaje para dos adultos y dos niños tenía una cama matrimonial y una de una plaza. El resto del mobiliario es un sofá cama, de la década del 60/70 en el que no entra un colchón de una plaza, ni de ancho, ni de largo. Luego trataron de suplirlo con otro sillón más chico, que tampoco es cama, así que improvisaron un colchón con varios cubre camas para que duerma el segundo niño. El tender que nos dieron era viejo, estaba roto y manchaba la ropa. La sillas, sombrillas y bicicletas que alquilan son viejas y están desgastadas. Se cortaba la luz y el agua. El wifi es lento y no soporta bien las conexiones en horarios pico. El desayuno ni lo probamos, puesto que no está incluido en el precio de la estadía, que no es barata. El edificio del lado, llamado “Natalia”, fue inaugurado hace un año y medio, y cuenta con dptos de 2 y 3 habitaciones totalmente equipadas, con todos los servicios (incluido lavadora y secadora), que valen aprox. la mitad de lo que sale este precario, viejo y descuidado lugar. Vale aclarar, que también está lejos de la playa, de negocios y restaurantes. En cuanto al personal, son muy atentos los jóvenes que cubren la ausencia de la encargada, incluso los que cierran el protón cuando los residentes están ingresando. Faltaría que fueran honestos y reconocieran sus errores. La persona a cargo solo cuida los intereses de la empresa. Carece por completo de sinceridad, empatía, hospitalidad, cortesía y honestidad. Según ella, cuando desplieg
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