Hotel Petit Mirador

Estuvimos un finde mi marido y yo alojados en la suite luxe, decir que el precio que tiene una noche esta habitación deja mucho que desear , la puerta de entrada a la habitación toda bufada y costaba abrir y cerrar , lo mismo con la puerta de aluminio que hay para salir al balcón que hay en la habitación , paredes y techos llenos de humedad , acabados imperfectos , el cuarto de baño muy mal acabado , baldosas rotas , el espejo picado ….. Dispone de un restaurante para cenar el cual es un menú cerrado de 24€ x persona sin bebidas ni café , cuando dijimos que sí que cenaríamos allí nos hicieron escoger los platos a las 18.30h , luego lo entendimos todo , los segundo que pedimos tenían suplemento pero esque ya estaba cocinado y recalentado en el microondas , ni ofrecen pan para poder acompañar la carne con la salsa , el postre elegimos coulant y tanto de lo mismo recalentado que no se podía comer y acompañado de nata de spray que al minuto estaba hecha líquido en el plato ( que por el precio que tiene la habitación ya puede entrar este menú en el ), desayuno tipo bufet que no estaba mal , no excesivo la variedad pero lo que había sí que era calidad. La habitación con jacuzzi podrían disponer de albornoces o bien dejar dos juegos de toallas por persona ya que cuando te duchas te secas con las toallas súper mojadas , tener en cuenta que sale agua y la humedad y el suelo es una auténtica pista de patinaje. A mi me ha decepcionado el hotel ya que por lo ves por fotos y parece una cosa y cuando llegas es otra totalmente distinta. Las escaleras de bajada a la habitación tener cuidado porque las baldosas se mueven más que una montaña rusa

El paraíso si existe, está en este pequeño aunque no mucho, ya que en sus instalaciones podemos encontrar un gran jardín y una extraordinaria piscina tematizada y con jacuzzys en varios puntos. Hay que recalcar que no es un lugar adecuado para niños bajo mi punto de vista, nos alojamos en la suite Zero, una gran habitación con vistas increíbles, gran balcón y un jacuzzy disfrutando de esas vistas, con estufa simulando una chimenea y una gran televisión al lado y otra en el techo de la cama, el baño grande y con ducha abierta donde seguir disfrutando del relax. Aunque pueden faltar cosas imprescindibles como estantes en la ducha, un espejo para maquillarse y albornoces o alguna cosa más en la nevera que no sea agua, dado que pagamos casi 500€ la noche y no justifica que lo valga. Para comer en el alojamiento hay un menú en el que faltan opciones sin gluten y una carta donde se indiquen los alérgenos, pero se come y desayuna de maravilla, un lugar muy bien pensado para repetir en cualquier escapada romántica. No olvides de visitar el pueblo y también la atracción cercana de Cataluña en miniatura.

We hebben onlangs drie nachten doorgebracht in Hotel Petit Mirador en waren absoluut tevreden met ons verblijf. Onze eerste nacht verbleven we in de Suite Kave, een prachtige kamer met een bijzondere inrichting en een fenomenaal uitzicht. De volgende twee nachten verbleven we in een standaard kamer, die ook erg comfortabel en goed verzorgd was. De kamers waren netjes en schoon! Het hotel zelf is klein en charmant, met een intieme sfeer en een spectaculair uitzicht over de omgeving. Een perfecte plek voor wie op zoek is naar rust en ontspanning. Het ontbijt was eenvoudig, maar vers en smakelijk – alles wat je nodig hebt om de dag goed te beginnen. Het personeel was top! Ze waren ontzettend vriendelijk, gastvrij en dachten echt met ons mee om onze tijd daar zo aangenaam mogelijk te maken. Mijn man was op de 3e dag jarig en omdat wij niet goed wisten hoe lang we precies in de regio zouden blijven, boekten wij per dag bij. De suites waren helaas hierdoor steeds uitverkocht en niet meer beschikbaar (onze eigen schuld natuurlijk), maar om mijn man toch net wat extra’s te geven, was onze kamer versierd, echt heel attent! Hun persoonlijke benadering maakte het verschil! Al met al een fantastische ervaring en zeker een plek waar we nog eens zouden willen verblijven.

Fuimos a celebrar nuestro aniversario de bodas y lo puse en observaciones. Después de pagar más de 500€ por una noche en la suite panorámic no nos pusieron ni una botella de cava de bienvenida, en muchos otros hoteles más baratos nos la han puesto. La habitación está muy bien decorada y el jacuzzi es perfecto pero la cama es pequeña, malísima, con un edredón viejo que tiene hasta bolitas y unas almohadas viejas. Al entrar les dijimos que necesitábamos toallas para la piscina y nos dijeron que en principio las teníamos que traer de casa. Que solo entraban las de ducha….. al final nos dejaron dos más pero cómo haciéndonos un súper favor. Sólo nos entraba el desayuno y decidimos pagar la cena porque no habían restaurantes alrededor. Vale 24€/pers sin bebidas y es una vergüenza, muy mala calidad, mala presentación y menos cantidad que en un menú infantil. Si vais, ahorraros la cena. El dueño me pareció bastante prepotente y sobrado. La piscinas exteriores son preciosas y una ubicación magnífica con preciosas vistas. Estuvimos muy a gusto en el jacuzzi pero el hotel en si no cumplió con nuestras expectativas. No volveremos.

Hotel difícil de encontrar, muy escondido, pero un descubrimiento muy agradable, con habitaciones con encanto ideal para pasar un fin de semana con la pareja. Hay una piscina muy bonita y unas vistas espectaculares desde su terraza. Hotel limpio y servicio profesional y muy agradable

QUIERO Y NO PUEDO Y NO VUELVO. El hotel es un claro ejemplo de quiero y no puedo. Estuvimos en una habitación tipo buhardilla, por buhardilla entiéndase , que cuando te estás secando el pelo te empotras la cabeza contra el techo, en cuanto al secador es más grande el de la Barbi y la ducha no tiene ni cortina ni mampara, por lo que la buhardilla " romántica " se convierte en un pantano, con el que alomejor pretenden paliar la sequía. En el restaurante solo sirven cenas, con un menú de 24 € que no incluye bebidas y que consiste en tres platos casi de menú infantil . Pedimos ensalada y pasta fresca, la ensalada es mejor la de Mercadona y los tomates cherrys son más gustosos los de Macdonals, y para acabar de rematar entre plato y plato tardaron tres cuartos de hora; lo único decente es la atención de dos jóvenes camareros que intentan exculpar con su sonrisa, la soberbia y la dejadez de sus jefes. Solo se salva el entorno y las instalaciones exteriores, pero pagar 170 € por una noche y poder disfrutarlo unas horas para nada compensa. En definitiva, un quiero y no puedo y que no vuelvoooo.