Utente ospite
9 giugno 2023
Nos alojamos allí en un viaje en bicicleta tras completar la Vía Verde del Eresma y, si bien, es un sitio con encanto al que se le podría sacar muchíiiiiiiiiisimo mas partido con una reforma, ahora mismo tiene una esencia especial y es un sitio con mucha personalidad, lejos de las moderneces que tanto están de moda hoy día. Lo importante: la habitación muy sencilla, sin lujos pero sin penas. El personal, muy amable y cercano y las zonas comunes, aunque con el pesar de los años, pero manteniendo la esencia de ser un lugar con empaque. Había leído muchísimos comentarios negativos sobre el desayuno, pero sabiendo que es un desayuno muy básico (compuesto de tostadas industriales con mantequilla y unas magdalenas con café o cola cao), pues me pareció suficiente, estando incluído en el precio de la estancia y siendo consciente del contexto en el que uno está: una posada rústica y no en un hotel de 5 estrellas. La zona de jardín y piscina tenían muy buena pinta, por lo que no descartaría volver en verano para poderlas disfrutar como se merece. La posada tiene garaje cerrado para los huéspedes y a nosotros nos dejaron guardar las bicicletas en un cobertizo. Recapitulando, no es un sitio para pasar una luna de miel ni a un un turista de negocios, pero para pasar unas noches tranquilos sabiendo dónde se va, no descarto repetir
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