Hostal Arrayan

nunca hago comentarios de los lugares donde nos hospedamos porque siempre buscamos economía y en especial yo soy muy pesada para hacer amigos, pero hoy lo voy hacer porque nunca había visto extranjeros tan nobles y amables como con los que nos topamos esta vez. Es la tercera vez que nos hospedamos en este lugar, las dos primeras esto era una pocilga con el aseo, siempre vuelvo por el precio ya que siempre me quedo por temas de pega, pero esta vez todo estaba maravilloso, ahora los administradores son una pareja de colombianos impeques qué me enamoraron con su atención, muy preocupados por mantener todo limpió nunca antes había cocinado en este lugar el asco era impresionante, pero esta vez la cocina deslumbraba y nos hicimos una buena cazuela. Nos llevaron café a la habitación esto nunca nos había pasado en un hostal, su café era colombiano que maravilla quise más pero me dio vergüenza, ahora si recomendaré este lugar a mis colegas. Doña Esmeralda y don Jesús son personas que le cambian a uno la perspectiva de los extranjeros, ojalá todos fueran como ellos.

El lugar es sucio y huele a cañerías, la ropa de cama estaba asquerosa y se nota que no se hace cambio. Habían telarañas en las paredes y la pieza estaba sin luz. El baño sucio, sale un hilo de agua y la tina llena de pelos. Nunca había estado en un lugar en tan malas condiciones y con ese nivel de falta de higiene. Absolutamente no lo recomiendo, la relación de precio calidad es absurda.