Utente ospite
11 febbraio 2024
Hotel grande, con una entrada i un hall lleno de sofás y un bar, hasta aquí todo bien. Solo dispone de 2 ascensores para todo el hotel (unas 300 habitaciones) en hora punta, complicado cogerlos y se ha de bajar o subir por las escaleras. Las habitaciones son amplias con una terraza con mesa y sillas. Nos tocó una terraza que no podías asomarte, con vistas a una palmera que entraba hacia dentro, cosa que era peligroso para los ojos. Una parte del hotel es más antigua que el resto (nos toco está parte), con las camas estrechas, colchones viejos de muelles que se hunden y canapés también viejos y sucios. Las sábanas pequeñas, sobre todo las de debajo, no se podían coger y se salían, acabando durmiendo directamente sobre la funda del colchón. Los cojines también necesitan un cambio. Estaban chafados del uso. Las puertas de las habitaciones se tenían que cerrar de golpe, no había forma de cerrarlas de otra forma, cosa que constantemente, fuese la hora que fuese, se oían golpes. El baño, era amplio, con un bidet de los años 70, un wc que perdía agua sin parar y sin doble descarga. La pica del baño estaba apuntalada y caída hacia delante, cada vez que te lavabas te salpicaba. La grifería muy antigua y llena de calcio. El agua de la ducha era una odisea, constantemente cambiaba de temperatura, ahora te quemas, ahora sale fría. Por los comentarios leídos es un problema que viene de tiempo y que no han resuelto. Además, el mando del grifo de la ducha también goteaba sin cesar. O sea, que sostenible no lo es para nada este hotel y conciencia de la situación en que estamos de falta de agua tampoco tienen. Por lo que hace al comedor, sin palabras… no limpiaban las maquinas de café ni de zumos de las salpicaduras que hacían las mismas máquinas, daba un poco de asco. La comida muy pobre, repetitiva y nada apetecible. El comedor mal organizado, podías esperar 10 minutos a que cocieran el pan o a que sustituyeran las bandejas vacías… que en ocasiones ya ni las sustituían, aunque faltase una hora para cerrar porqué no había nadie pendiente de cuando se vaciaban para reponerlas, eran los mismos comensales que tenían que ir persiguiendo al personal que ponía y quitaba las mesas para que avisasen a la cocina. Por las mañanas, se hacían embotellamientos en las máquinas de café, mal situadas alrededor de una columna, cosa que hacía que no pudiese pasar nadie de un lado hacia otro. Lo único que se salva de este hotel es su personal y el hall. En resumen, que no lo recomiendo para nada.