Utente ospite
27 agosto 2024
En nuestra ruta por la Selva Negra y de paso por Friburgo, nos alojamos una noche en este hotel. Está ubicado en una casa clásica, muy bonita (pero sin ascensor), con la recepción en la primera planta y nos dieron una habitación en la segunda. Tiene muchas fotos de la ciudad decorando los pasillos. El chico que nos hizo el check in, correcto, pero bastante serio, nos pidió si podía hablar español para practicarlo, lo que nos pareció genial, pudiéndonos entender sin ningún problema. Nuestra habitación era muy bonita, con papel pintado, suelo de madera, una terraza y cama doble. Contaba con una jarra de agua que podías rellenar del grifo, al ser esta potable. El baño era amplio, muy bonito, aunque tenía bañera en vez de ducha, que siempre es más incómodo. El desayuno era correcto, lo hicimos en una de las mesas que tienen en una galería con vistas a la calle. Había varios tipos de panes y algo de bollería, me pareció más variado que en hoteles anteriores donde nos habíamos alojado. La señora que nos hizo el check out fue muy amable y nos regaló un tarrito de especias de la zona.
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