Utente ospite
6 marzo 2022
Fuimos de paso como parada de descanso a medio camino de nuestro destino de vacaciones y cumple justamente con eso, lugar de paso. Viajamos con un bebé de 3 meses, con lo que eso conlleva de trastos incluyendo el carrito, y nos encontramos con que nos alojan en la segunda planta y sin ascensor. Hay varios tramos de escalera con un acceso nada cómodo a la habitación. La habitación quíntuple correcta de espacio pero justita de limpieza (chicle bajo la cama, a la altura de los pies sin necesidad de agacharse a ver qué hay, no os penséis...) y suciedad (pelos y polvo) tras el sofá de la esquina. En el WC había toallas, jabón de manos, gel de ducha, champú y vasos. Lo malo el agua caliente... El aire acondicionado ruidoso y se oyen las habitaciones de al lado. La corrala muy bonita, antigua y con encanto. Se comparte espacio con residentes. El desayuno, 4€, correcto.
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